viernes, 6 de noviembre de 2015

Mañana o la Chispa eléctrica. Antonio Flores. Ediciones recuperadas de Clásicos

Mañana o la chispa eléctrica de 1899, Parte futura de
Ayer, hoy y mañana, o la fe, el vapor y la electricidad, cuadros sociales de 1800, 1850 y 1899, dibujados a la pluma
Antonio Flores
Ediciones recuperadas de Clásicos por Editorial Libros Mablaz
Disponible en la Web editorial, pinchando en: Mañana o la chispa eléctrica

Páginas: 296
ISBN: 978-84-944447-1-5
Todos los títulos de la colección de Clásicos Españoles  pinchando en la pestaña de la cabecera: Ediciones recuperadas de Clásicos
Historia Verdadera, el Clásico que narra el primer viaje a la luna.
El Quijote en la Guerra, Fantasía que pudo ser Historia.
 

Viaje fantástico del gran Piscator de Salamanca.
Viaje de un filósofo a Selenópolis.

La piedra Filosofal.

Mañana o la Chispa eléctrica.
Sinopsis:
   Ayer, hoy y mañana… es, en realidad, una obra que recoge cuadros de costumbres de tres generaciones de madrileños –como podía haber sido de cualquier otra parte de España, puesto que Flores era ilicitano-, situadas en 1800, 1850 y 1899, por lo que teniendo en cuenta la fecha de la primera edición del libro, 1853, supuso que estuviera documentado de lo acontecido en los dos primeros momentos, mientras que los de 1899 se los tuvo que imaginar. Por eso, estimamos que es esta parte la única que se podía considerar de protociencia ficción, porque es la única en que se recrea un mundo futuro.

PRÓLOGO A ESTA EDICIÓN
El libro que tienen entre sus manos es la tercera parte de otro, Ayer, hoy y mañana, o la fe, el vapor y la electricidad, cuadros sociales de 1800, 1850 y 1899, dibujados a la pluma, una obra extensa de Antonio Flores Algovi (1818-65) impresa en siete volúmenes, de los que dos últimos recogen la parte futura de esta novela.
Ayer, hoy y mañana… es, en realidad, una obra que recoge cuadros de costumbres de tres generaciones de madrileños –como podía haber sido de cualquier otra parte de España, puesto que Flores era ilicitano-, situadas en 1800, 1850 y 1899, por lo que teniendo en cuenta la fecha de la primera edición del libro, 1853, supuso que estuviera documentado de lo acontecido en los dos primeros momentos, mientras que los de 1899 se los tuvo que imaginar. Por eso, estimamos que es esta parte la única que se podía considerar de protociencia ficción, porque es la única en que se recrea un mundo futuro.
Ayer, hoy y mañana…, a pesar de todo, es un libro realizado mediante la profusión consecutiva de cuadros costumbristas, un concepto que se debería explicar antes de continuar con este prólogo. El cuadro de costumbres fue un subgénero propio del costumbrismo o literatura costumbrista y, por extensión, a toda la escritura de autores a partir de ese momento que lo cultivan aún hoy, en el que se describen tipos populares y actitudes, comportamientos, valores y hábitos comunes a una profesión, región o clase social por medio de la descripción, con frecuencia satírica o nostálgica, en ocasiones con un breve pretexto narrativo, de los ambientes, costumbres, vestidos, fiestas, y tipos representativos de una sociedad cualquiera.
Flores se identifica por la faceta satírica de todos sus personajes y situaciones, en el que su futurismo se base en el desarrollo de la electricidad como instrumento de bien futuro, de progreso de la sociedad, que en el fondo sigue teniendo un fondo romántico en el que hombres y mujeres se enamoran al primer golpe de vista, por actitudes y aptitudes imaginadas que normalmente se convierten en realidad con el transcurso de las tramas, una cuestión más propia de una actitud romántica e idealizada, muchas veces a peor por el encasillamiento de los diferentes roles de los dos sexos en sus papeles tradicionales.
La mujer es buena si es virtuosa, abnegada y su principal papel es el de objeto del enamoramiento, casi de musa, del hombre que busca su satisfacción sentimental por ese medio.
El libro recoge varias de las características habituales de la narrativa de su autor. En primer lugar, la influencia de Mariano José de Larra y Mesonero Romanos. El romanticismo de ambos evitaba la descripción de las personas y hechos de las clases más desfavorecidas, un precepto que el primero mantuvo a rajatabla, mientras que Mesonero hace una excepción en su cuadro titulado El curioso parlante, en donde…
“describe a los estamentos sociales más bajos con cierto pudor, como si la sola presencia de los madrileños del Barquillo o del Avapiés pudiera herir la exquisitez del lector decimonónico. El tono dulzón parece envolver la escena costumbrista, desapareciendo la nota agria o desganada que pudiera implicar la descripción del manolo o la maja. Flores describirá a estos tipos sin melindres ni afectaciones, con la mayor objetividad posible, acopiando para ello toda suerte de casticismos necesarios para lograr su complejo perfil1”.
Flores, por el contrario, trata a este estrato social como si fuera uno más, con simpatías y también con críticas muy ácidas hacia ellos, hasta el punto que no se puede entender su obra sin esas simpatías a las gentes de los arroyos, como como podían de ser del Avapiés, o las gentes miserables del Barquillo. Esto supone que los personajes de Mañana o la chispa eléctrica de 1899 serán variopintos, insertos en escenas que pueden ser cómicas, pero no bufas.
El libro denotará la ingenuidad de la literatura de mediados del siglo XIX, la idealización de ciertas costumbres. No se engañen, estamos ante una visión del futuro incauta, pero sobresaliente en su concepción; poca repleta de futurismos tecnológicos pero sí de modernización de las costumbres de los hombres… hasta cierto punto.
Ricardo Muño


Presentación original de los tres volúmenes. 

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